MUSEU DE MATARÓ –CAN SERRA
CUANDO LA CARTOGRAFÍA ES CIENCIA Y ARTE
A cualquier visitante de exposiciones de arte, llamaría poco la atención una muestra sobre cartografía del siglo XVIII, ya que los mapas pertenecen más a la ciencia de la geografía que propiamente al arte.
Desde Cuadros de una Exposición se debe indicar a ese visitante que estaría en un grave error. En primer lugar porque toda muestra histórica, relacionada con documentos o no, es ilustrativa de datos y conceptos, siempre necesarios para ampliar conocimientos. Y en segundo lugar, los mapas de antaño, suelen estar primorosamente impresos con hermosas iluminaciones y miniaturas, también llamados Cartouches, alegóricos al territorio o a un acontecimiento concreto que refleje la cartografía.
En conmemoración del tricentenario de la Guerra de Sucesión de 1714 – en la que ésta crítico de provincias no pretende entrar en entelequias políticas que solamente conducirían a bizantinianas discusiones - El Museu de Mataró – Can Serra, ofrece desde el pasado 26 de febrero y hasta el próximo 27 de abril la muestra CARTOGRAFÍA i GUERRA A LA CATALUNYA MODERNA (Cartografía y Guerra en la Catalunya Moderna), en la que se exhiben aproximadamente un total de 40 mapas de entre los siglos XVI al XVIII de la geografía catalana, pertenecientes a la colección de Jaume Mayol i Roca (1914-2008), quien durante años reunió una inmensa y valiosa recopilación de cartografía antigua.
Tal como indica el programa de mano: su familia ha querido dar a conocer a la ciudad una parte de este legado, y desde el Museo de Mataró se ha considerado adecuado realizarlo dentro del marco de los actos conmemorativos de esta efeméride histórica.
A pesar de que muchos saben lo que es un mapa, bueno es recordar la definición de cartografía como: un conjunto de estudios y operaciones científicas, artísticas y técnicas, que intervienen a partir de los resultados de observaciones directas o de la explotación de una documentación, con el fin de elaborar mapas, planos y otros modos de expresión así como su utilización.
La historia de la cartografía es un reflejo de la actividad cultural de una sociedad. Los documentos cartográficos representan el mundo en cada época histórica.
La cartografía creció de manera desigual, ya que los avances están ligados al progreso científico: la brújula (determina el norte), el podómetro (mide distancias y pasos), el sextante, telescopio etc. Los descubrimientos en otras ciencias, también favorecieron a la cartografía, matemáticas, geodesia, topografía, etc., La invención de la imprenta revolucionó la cartografía.
Para encontrarnos con el primer mapa propiamente medieval, es necesario remontarse a la edición de manuscritos y a la “iluminación” de estos. Sobre el siglo X aparece ilustrando la obra de San Isidoro de Sevilla, el primer mapa que dio lugar a toda una serie que se conoce con el nombre de “mapas en T y O.
Con respecto a las iluminaciones, no se puede hablar de ellas sin mencionar al beato de Liébana. La iluminación gana en detalles, se incrementan el número de lugares conocidos, se sitúa Jerusalén y el Paraiso Terrenal, y el mar Rojo se pinta en ese color, costumbre que se extenderá hasta el Renacimiento.
Según los artistas van ganando en materiales las iluminaciones se perfeccionan en belleza y detalle, y aquí, aparecen los “vientos” esos vientos que la Universidad de Ulm colocó en las reproducciones de los mapas de Ptolomeo, tan extraños al alejandrino como ese "0" con que iniciaron la cuenta de meridianos.
Si hay algo que resalta en la cartografía antigua, es el poder de la imaginación. En esta época encontramos distintas escuelas: la portuguesa, la italiana, la francesa etc. destacando la escuela holandesa, que se caracteriza por su cartografía armónica, ordenada con una representación muy clara y muy buena, a la que se ha denominado también “la cartografía de los sabios”, que empezó a realizar el atlas, y donde los mapas aparecen orientados con el norte hacia arriba.
En la exposición del Museu de Mataró el grueso de los mapas expuestos pertenecen a cartógrafos holandeses: Johann Baptise Homann (1664-1724), Gerardus Mercator (1512-1594), Jodocus Hondus (1563-1612), Jean Baptist Vriens (1552-1612) o Peter Van den Keere (1571-1566) entre muchos otros.
A medida que se catalogaban los mapas, se fue forjando el arte y la ciencia de la cartografía, que incluyó a los más originales artistas de todos los tiempos. Dándose cuenta cómo se trazaban los límites, pero también la información que residía en cada mapa, apareció el Cartouche, es decir, las imágenes que se insertaban en los mapas, y fueron centro de interés según pasaron las épocas. En el Rococó, tuvieron más importancia, ya que no se puede hacer historia sin geografía y viceversa. Pero a medida que pasó el tiempo la simplicidad y la información, le ganó la batalla a la descripción, desapareciendo por completo en el siglo XIX.
Los Cartouche (las miniaturas o iluminaciones) que pueden observarse en esta muestra, amplían propiamente la información sobre geográfica, utilizando temas de la mitología griega y romana, así como presentaciones de carácter heráldico, lo que daba a entender la importancia del dominio territorial, en una época de lucha entre imperios. No obstante, en esta exposición también pueden observarse algunos ejemplos con personajes históricos, en especial el rey Felipe V o el archiduque Carlos de Austria.
Como ejemplos, pueden citarse la iluminación del mapa de Johann Baptise Homann, plena de movimiento y la fuerza de donde puede verse como el archiduque Carlos de Austria recibe el cetro de la monarquía hispánica de Cibeles, diosa de la fertilidad y de la tierra, contemplado tal hecho por figuras alegóricas a la Justicia y a la Victoria, desarrollándose ante ellos una escena de combate de carácter mitológico.
Gerardus Mercator ejecutó un mapa de España, en el que usó el color para distinguir los distintos territorios, siendo la iluminación del mismo mucho más austera y precisa: el escudo superior reúne los distintos reinos: Galicia, León y los territorios de la Corona Catalano-Aragonesa, englobados en un simbólico cerrojo, a modo de emblema heráldico, con los colores rojo y gualda, con un texto donde se indica esta unidad.
Jan Baptist Vrients recibió el encargo en 1602 por parte de la entonces por la Diputació del General, del que puede considerarse el primer mapa del Principado de Catalunya. En el Cartouche puede verse a dos ninfas, simbolizando la naturaleza propia del país, situadas al lado del escudo catalán, que sujetan las riendas del mismo gracias a la unión establecida a través de la Diputación General.
En el mapa de Frederick de Wit (cuya primera edición es de 1660), y donde se delimitan en color las distintas “vagueries” o corregimientos puede observarse en el margen superior izquierdo a unos amorcillos sujetando en forma de tela el escudo del Principado de Catalunya y Contado del Rosellón mientras que en el margen inferior derecho los amorcillos sujetan tres telas vacías, símbolo de futuras uniones o anexiones territoriales.
Con carácter más heráldico, el mapa de Nicolas Sanson presenta un armorial, como una expresión de la afición a las armerías que se desarrolló a partir del siglo XIII
Otro de las más bellos cartouches lo ofrece el mapa de Nicolas Visscher realizado aproximadamente en 1677, donde se entremezclan la mitología greco-romana y el cristianismo. Neptuno rodeado de tritones, rinde homenaje al principado catalán por el que suenan alegóricas trompetas celestiales, mientras dos amorcillos sujetan el escudo del entonces condado de Barcelona.
La combinación de elementos antes expresada, también puede apreciarse en todo su esplendor en el mapa de Jean Baptiste Nolin, editado en 1703, donde de inferior a superior, pueden verse dos tritones soplando unas singulares caracolas en forma de trompeta, mientras que a escala superior puede verse dos ángeles vestidos con túnicas que simbolizan el poder territorial, culminando la miniatura en un armorial con diversas banderas.
Como puede observarse por las distintas piezas comentadas, la exposición en referencia a los cartouches, es absolutamente exquisita, plagada de detalles, donde el color resalta la fuerza y el poder territorial.No obstante, el dibujo por sí mismo, y en blanco y negro, también destaca en todo su esplendor, especialmente el mapa de la Parte Oriental de la Espagna de Vincezo Maria Coronelli, fechado en 1691, donde en el margen inferior derecho puede observarse a una arpía de sable, en un llamado campo de oro, y con todos los escudos de los reinos y condadosque por aquellas fechas constituían el área mediterránea de la península ibérica.
La exposición se complementa con un ejemplar de Ptolomeo en el siglo II, “Obra Geográfica”.En realidad, son ocho libros con mapas con instrucciones para hacer proyecciones cartográficas, y que da sugerencias para dividir el mapa del mundo en mapas sectoriales, El mapa de Ptolomeo representa la tierra entre dos meridianos que va de las islas Canarias a China, el mediterráneo tiene una longitud exagerada, llega a las islas británicas aparecen Asia y África unidas y el índico como un mar cerrado.
Así mismo, también se exhibe un conjunto de los llamados Beaulieu, una serie de dibujos topográficos realizados por Sébastien de Pontault de Beaulieu (1612-1674). Caballero de la orden de Sant Michel, fue ingeniero militar y geógrafo, a la par que mariscal de campo. Se le considera el creador de la topografía militar.
La Colección Mayol conserva la práctica totalidad de los levantamientos planimétricos (plantas y vistas) que este ingeniero dibujó para la obra titulada Carte de la Principauté de Catalogne, que se exhibe en el formato de 'pequeño Beaulieu'.
Una exposición excelentemente planteada – los cartouches de los mapas han servido de decoración a los plafones de madera de los mismos - visualmente atractiva, sin lugar a dudas muy instructiva tanto a nivel histórico como didáctico – resulta curioso observar las distintas formas de Catalunya, unas más anchas que otras - y donde ciencia y arte armonizan a la perfección.
MUSEU DE MATARÓ – CAN SERRA
El carreró,17-19
MATARÓ
http://1714.culturamataro.cat/exposicions-web/