FUNDACIÓ SETBA (Barcelona)
Exposición fotográfica
BENVOLGUT MESTRE CATALÀ ROCA
IMÁGENES DEL PASADO, ICONOGRAFÍAS DEL PRESENTE
Concertar paralelismos entre el pasado y el presente, puede representar un ejercicio de nostalgia. Pero hay ocasiones en que se hace imprescindible huir de ese sentimiento, para centrarse en el hecho evocativo como puramente existencial, sin memoria ni recuerdos, sino como la vivencia de un instante, ajeno a nuestras vidas, pero implícito en nuestro entorno.
Fundació Setba ofreció desde finales de abril hasta el pasado 23 mes de junio una curiosa exposición fotográfica: Benvolgut mestre Català Roca (Estimado maestro Català Roca), una idea que partió de las distintas muestras que bajo el título “La memòria de la Plaça”, se han ido realizando entre Noviembre y enero, y en las que por activa o por pasiva, se acudía al Archivo fotográfico Català Roca.
Una retrospectiva de momentos muy concretos, con personajes como Pla, Dalí, Tàpies, Chillida, Ana M. Matute, Guinovart, Corberó o Artigas, pero también con personajes anónimos. Hombres, mujeres y niños que formaban parte de un tiempo y de un lugar, de unas condiciones de vida y de unos ambientes muy distintos a la actualidad.
Una crónica en imágenes de los años 50 captadas por la cámara del reconocido fotógrafo Francesc Català Roca (1922 – 1998), seleccionados del citado Archivo por la directora de arte de la fundación, Cristina Sampere - una de las mentes organizativas con más capacidad y originalidad de planteamientos expositivos del panorama artístico actual en Barcelona - quien planteó a fotoperiodistas contemporáneos como : Sandra Balsells, Andreu Català, Colita, Pepe Encinas, Joan Guerrero, Kim Manresa, Jordi Pol, Leopoldo Pomés, Txema Salvans i Tino Soriano, el encontrar la fotografía adecuada, en similitud o en contraste, con la visión aportada por el desaparecido Maestro.
La idea dio unos frutos muy interesantes. A excepción de una imagen, concretamente la del hijo de Català Roca, Andreu, que ya conoció a su padre con el uso del color, todas las demás eran en blanco y negro. Si bien la contemporaneidad de los fotógrafos ofrecía proyectos donde la crítica social era incuestionable, el equilibrio establecido entre Català Roca y los mismos, quedó patente a través de la motivación y el desafío planteados por Sampere.
En las fotos contemporáneas, se observó idea, calidad, enfoque, encuadre, perfecto equilibrio entre luces y sombras, todo ello conseguido con profesionalidad, y con excelentes objetivos y tecnología actual.
Sin embargo, mientras en Català Roca se apreció la esencia de lo artístico, de captar ese instante frugal curioso, sorprendente, alegre, melancólico, sensual, impactante o cotidiano, no exento de lirismo visual, y con unos elementos técnicos aptos para la época, y que obligaba al fotógrafo a tener el ojo en el objetivo de la cámara, sin obviar también un espíritu de denuncia, nuestros fotoperiodistas contemporáneos, en su mayoría presentaron imágenes mucho más explícitas, incluso duras.
No hay sentimientos, no hay magia y el encanto es poco. Hay crítica, protesta, reivindicación, acusación, reprobación… lo cual hace necesario cuestionarse que es lo qué está ocurriendo en la sociedad actual para que los fotógrafos del siglo XXI, muchos de ellos jóvenes, les falte la poesía de la imagen, el momento bucólico, la alegoría de lo bello y lo bueno, y se concentren en las tristezas y miserias del mundo.
Quien escribe estas líneas, entiende que el factor reivindicativo es importante, y mostrar la realidad se hace necesario para nuestras occidentales vidas, que no son ni tan acomodadas, ni tan pacíficas como en los tiempos de Català Roca, que a pesar de vivir en un régimen político impuesto, sabía encontrar ternura, esmero y deseo, mostrando también la costra de la realidad, pero sin el reciedumbre actual.
La muestra se complementó con un pequeño homenaje a los artistas y escritores retratados por Català Roca entre 1950 y 1975, todos ellos directa e indirectamente relacionados con la publicación La revista, así como la publicación Dau al Set, y con la exhibición de ópticas, material fotográfico y cámaras, incluso su Hasselblad y su Leica, destacando además que las ampliaciones de las imágenes han podido ser realizadas con magníficos resultados, gracias a la excelente calidad de los negativos, algo que después del tiempo transcurrido, es digno de valorar y mencionar.
Una exposición que invitó a reconocer el talento fotográfico de Català Roca, su profesionalidad, pero también su calidad humana, así como examinar los trabajos de una serie de fotoperiodistas, algunos de reconocida personalidad, que respondieron al reto planteado por Fundació Setba con acierto y profesionalidad, pero sobre todo, con carácter de denuncia social.
Marta Teixidó
Crítico de arte
Cuuadros de una Exposicion
FUNDACIÓ SETBA
Plaça Reial, 10-1r-2ª.
Barcelona