MUSEO CARLOS DE AMBERES (Madrid)
Exposición:
EL AUGE DEL
PAISAJE.
GRABADOS HOLANDESES Y FLAMENCOS
DEL SIGLO XVII
El Museo Carlos de Amberes Madrid, presenta su segunda exposición temporal de obra gráfica, en la que ha contado de nuevo con la colaboración de la Biblioteca Nacional de España, bajo el título: El auge del paisaje: grabados holandeses y flamencos del siglo XVII.
Durante el s. XVI, el paisaje va cobrando protagonismo como género propio, aunque sigue siendo, en muchos casos, el actor secundario en escenas religiosas, mitológicas, de costumbres, etc. Es en el siglo XVII, y especialmente en los Países Bajos, cuando logra su mayor esplendor, librándose de las ataduras de servir a otros géneros.
Además de dos grabados de Rembrandt procedentes de esta institución, se muestran hasta septiembre de 2015 treinta y seis de la Colección Deltoro-Vives. Seleccionados por Concha Huidobro, jefa de Grabados de la Biblioteca Nacional entre 2004 y 2013, los grabados se distribuyen en cuatro secciones según su temática.
Paisajes naturales
Muestran la naturaleza sin la intervención de la mano del hombre. Los protagonistas de las imágenes son las montañas, los árboles, los valles, los ríos, etc. A veces aparecen algunas viviendas o figuras de pequeño tamaño que se pierden en la grandiosidad de las montañas, los bosques o los valles que las rodean. En ocasiones son lugares inhabitados por donde solamente pasan algunos viajeros que descansan a la ribera de los ríos y prosiguen su camino y en otras, aunque aparecen algunas viviendas o algún pueblo lejano, predomina el aspecto agreste del paisaje natural.
Paisajes con edificios, viviendas, ruinas…
Se desarrollan bastante en Flandes y Holanda en el siglo XVII. Muestran un entorno habitado, donde hay iglesias, granjas, casas, molinos, castillos, puentes, ruinas, etc. En algunos casos corresponden a lugares identificados por los autores y en otros, aunque no siempre, han podido ser localizados por los historiadores del arte. Son paisajes a veces más rurales y a veces más urbanos, en ocasiones acompañados de pequeñas figuras o animales, que sirven para ambientar los espacios representados
Paisajes con figuras
En ellos aparecen a menudo figuras, solas o formando escenas en las afueras de la ciudad. Estos personajes servían no sólo para dinamizar las escenas sino que proporcionaban un punto de referencia que venía a destacar la dimensión del paisaje. Pero además, se transmitía la idea del hombre como una parte integrante de la naturaleza. El campo se asociaba con las virtudes de la paz y de la serenidad.
Paisajes con animales
A menudo las figuras van acompañadas también de animales, ya que éstos se hallaban estrechamente vinculados con la naturaleza misma. Se desarrollan, de este modo, escenas de caza, o simplemente pastoriles. En otros grabados, son los animales los únicos protagonistas de la escena, sobre todo, vacas, caballos y carneros, pues eran aquéllos que acostumbraban a ver los artistas a su alrededor y que constituían elementos característicos del paisaje holandés.
Una exposición que como ya se ha mencionado, ha sido posible gracias a la cesión temporal de las obras expuestas, por parte de Vicente Deltoro y Carmen Vives, depositarios temporales de obras que llevan viajando por la historia, y que a lo largo de una década, han ido reuniendo con la idea, según ellos mismos, de aglutinar una serie de piezas originales, de gran belleza y complejidad técnica, creadas por antiguos maestros, y que han fascinado a coleccionistas y amantes del arte durante cuatro siglos.
MUSEO CARLOS DE AMBERES MADRID.
Calle Claudio Coello 99,
Madrid
FUNDACIÓ SUÑOL (Barcelona)
Exposiciones:
LA VERSIÓN ITALIANA DE LA COLECCIÓN SUÑOL
MIQUEL MONT: LA SIMPLICIDAD DE LAS FORMAS
Todo buen coleccionista que se precie, debe poseer el instinto de la pieza única, el sentido de la variedad y la capacidad de saber discernir las obras de calidad, al margen de modas o tendencias.
La colección Suñol, cercana a las 1.200 obras, ha sido ya exhibida bajo diversos aspectos: 27 obres, 18 autors (27 obras, 18 autores) entre 2011 y 2012; Escultura/objecte (Escultura/objeto) también en 2012; Continuum (Primavera-2013); o la Colección sobre (el) papel, en 2014. Pero es esta la primera ocasión en se muestran las distintas piezas de la colección bajo el nexo común del país de origen de los creadores de las mismas.
La exposición ITALIA, I sei sensi (Los seis sentidos) que desde el pasado 22 de enero y hasta el próximo xxx de abril, se exhibe en las salas de la Fundació Suñol, muestra un conjunto de obras vinculadas a los distintos movimientos artísticos que tuvieron lugar en Italia durante el siglo XX, siendo este país el más representado dentro de la colección.
Tal como indica la nota de prensa: El título de esta exposición proviene de una de las series realizadas por Alighiero Boetti a lo largo de los años setenta: I sei sensi. Boetti incidía en la importancia de la razón (pensare) en su producción artística, manifestando de esta manera la importancia del pensamiento como ente sensible en el arte.
Si a este país mediterráneo se le conoce principalmente como la cuna del Renacimiento, también es verdad que resulta un gran desconocido para el público, con respecto a las vanguardias del siglo XX y su repercusión en la península italiana, a excepción de unos pocos nombres, que sí lograron traspasar las fronteras del extinto imperio romano, y de los que en la muestra hay claros ejemplos, aunque algunas de las piezas pertenezcan a las llamadas “segundas vanguardias”, que no por ocupar un lugar de gran primacía, no dejan de tener calidad e interés.
Obras de: Balla, Battaglia, Boetti, Consagra, Fontana, Griffa, Longobardi, Novelli, Perilli, Spagnulo y Staccioli, forman parte de una muestra donde el instinto coleccionista y de amante del arte de Suñol, supo calibrar a los artistas que sobresalieron de esas segundas vanguardias ya mencionadas, con nombre propio.
Así, el visitante se vuelve a re-encontrar con las láminas de la escultura tipo Zen, de Giacomo Balla: Linee-Forza del pugno di Boccioni II de 1915 ópticamente sueltas, y con una gran sensación de movilidad y descubre la singularidad de Fiore futurista, realizada en madera pintada en 1930, con claras connotaciones de Art Déco.
De Lucio Fontana, se exhiben diversas piezas; esculturas espaciales inspiradas también en el informalismo matérico, con el que trató de alcanzar un equilibrio formal entre el espacio real y el espacio ilusorio. Movimiento, color, tiempo y espacio que en su momento fueron para Fontana conceptos del arte nuevo, y que el paso del tiempo no las ha sometido a la decadencia, sino todo lo contrario.
De Achillie Perilli se ofrecen dos piezas basadas en la abstracción geométrica: Da Dies Irae de 1978 y Da Dies Irae. La machine, del mismo año. Su estilo pictórico basa sus figuras geométricas en la ambigüedad, y sitúa las escenas en ese en abrirse y cerrarse, o en ese crecer en el que crea un espacio que no es real, a través de una imagen, basada en un plano de características tridimensionales.
Otro de los artistas importantes en la exposición es Gastone Novelli o Nino Longobardi, éste último uno de los más claros exponentes de la transvanguardia italiana en la que la esencia de su trabajo se mantiene, en incluso se aferra a algunos motivos iconográficos, observándose una expresividad no exenta de crítica y de dureza, encarnados a través de figuras y configuraciones de pulsión expresionista.
Finalmente, aunque la muestra exhibe otras muchas piezas, la pintura analítica de Giorgio Griffa, uno de los miembros más destacados del grupo italiano “Pittura, Pittura”, quien durante años ha estado experimentando con la sección áurea matemática, y que va mucho más allá de lo que numéricamente podemos comprender, porque según declaró en una entrevista: “todo el arte de todos los tiempos entra físicamente lo desconocido."
Una muestra en la que se invita a conocer, observar y tal vez comparar los distintos movimientos artísticos que tuvieron lugar en la Italia de la década de los años setenta del siglo XX, y que no deja de ser artística, pero también didáctica.
MIQUEL MONT: LA SIMPLICIDAD DE LAS FORMAS
Quien suscribe este artículo debe reconocer, que hay exposiciones cuya simplicidad de conceptos no dejan de asombrarle. Simples formas geométricas a las que estamos tan acostumbrados que apenas percibimos en la cotidianidad de nuestras estresantes vidas, pueden producir en una sala de exhibición artística, sensaciones inesperadas entre el equilibrio y el sosiego, algo curioso y sorprendente.
Bajo el título Nunca es suficiente – que no deja de tener ciertas referencias a los filmes protagonizados por James Bond – Miquel Mont presenta su más reciente producción artística. La muestra se encuadra en cuatro ámbitos: Coopérations, Lapsus, Mono-Tones y Collages idéologiques.
El conjunto de piezas muestra un sereno equilibrio entre formas y colores, gracias a un análisis y exploración profundos tanto de la pintura, en su utilización, tratamiento y plasmación, como en las formas, constituyendo éstas una narrativa armoniosa y plácida.
La gama cromática se distribuye entre matices suaves y acariciantes, casi en tonos pastel: rojo de cadmio, amarillo de arilamida, azul cerúleo o el verde cobalto, sin olvidar un rosa luminoso, y tonalidades más densas y casi semi-oscuras (negros y grises). Las primeras que permiten relajar la mirada y calman el siempre inquieto espíritu del espectador, convencido de la dicotomía existente entre la abstracción gestual y minimalismo lineal. Las segundas, en contraste al igual que transcurrir de la vida, advierten al visitante que si bien la serenidad es necesaria, la acción es permanente.
Miquel Mont, artista nacido en Barcelona que vive y trabaja en Paris desde hace más de dos décadas, fue uno de los artistas que atrajo la atención de Josep Suñol a principios de los noventa, en un momento en el que la mirada del coleccionista estaba focalizada sobre todo en artistas emergentes y propuestas que se desarrollaban en paralelo a los circuitos oficiales.
El trazo es fluido, liviano, sin vehemencias ni imposiciones. La geometría rectangular es base formal de la muestra, aunque también pueden distinguirse otra de conformación más oval e incluso redondeada. Si forma y color son el eje principal, los textos de algunas de las obras, marcan el simbolismo de la muestra.
En conjunto es una exposición donde se aprecia un claro interés por el trabajo analítico de la pintura, y en la que la forma es esencial para complementar la misma.
Marta Teixidó
Crítico de arte
Cuuadros de una Exposicion
FUNDACIÓ SUÑOL
Passeig de Gràcia, 98
Barcelona