LAS EXPOSICIONES DEL CAIXAFORUM:
JAPONISMO: EL SIEMPRE EMBRIAGADOR EXTREMO ORIENTE
En el marco de la celebración del Año Dual España-Japón, CAIXAFORUM BARCELONA, presenta hasta mediados de septiembre, una exposición que puede calificarse de sumamente sugestiva, interesante y seductora: un viaje al Japón de la era Meiji (1868 – 1912), uno de los periodos donde el país comenzó su modernización, erigiéndose como potencia mundial, y gracias a lo cual el JAPONISMO se puso de moda en España, pero con mayor incidencia en Catalunya.
La Exposición Universal de Barcelona de 1888, fue clave para que el país del sol naciente diera a conocer el esplendor de su arte y de su historia. El pabellón japonés fue uno de los más visitados, lo que propició que más allá de esta atracción por el exotismo, el japonismo se convirtiese en un elemento de renovación, en un momento de crisis del arte europeo.
El japonismo fue esencial para facilitar los ingredientes más importantes y esenciales de la modernidad artística de la Europa de la segunda mitad del ochocientos, aportando temas, motivos, composiciones, técnicas, formatos y, en definitiva, una imaginación poética y una visión del arte, que hicieron cambiar los gustos y revelaron todo un mundo de nuevas ideas, formas y colores, de donde bebió el arte occidental de la segunda mitad del siglo XIX y principios del XX y a partir del cual se renovó.
Tal como indica la nota de prensa facilitada: “El japonismo, entendido como una de las expresiones artísticas más ricas y poliédricas del siglo XIX, ha sido ampliamente estudiado a escala internacional, no habiendo sucedido lo mismo en España, donde sigue siendo en gran medida desconocido por el gran público”, por lo que esta muestra permite conocer la seducción que supuso para los coleccionistas y artistas catalanes, la fascinación por sus estampas, sus tradiciones, su forma de trabajar los materiales, las telas de sus kimonos, objetos de decoración, etc.,
Artistas de la talla de Mariano Fortuny, Picasso, Manet, Rusiñol, Toulouse Lautrec, Miró, Nonell se sintieron altamente influenciados por el arte de este país, y lo supieron expresar en obras como: la Butte, de Santiago Rusiñol, o Los Juegos orientales de José Villegas.
El Japonismo fue claramente un movimiento inspirador del Modernismo. En las más de 300 piezas que se exhiben, pueden contemplarse pinturas, esculturas, biombos, piezas de cerámica, cartelería, joyas, grabados y también muebles como uno realizado en shodana, regalado por la casa imperial japonesa a la reina Maria Cristina de Habsburgo, regente en 1888. Un estilo mobiliario de los que Gaspar Homar y Francesc Vidal, prestigiosos diseñadores de muebles, tomaron excelente nota, y que supieron plasmar en sus creaciones.
Siguiendo la nota de prensa, La muestra es el resultado de un extenso trabajo de investigación que ha permitido sacar a la luz el corpus de obras japonistas existente en España, y especialmente en Cataluña, muy abundante pero aún poco conocido. Se ha logrado reunir una selección única, con piezas procedentes de museos y colecciones privadas, muchas de ellas expuestas por primera vez.
Sirva como ejemplo un curioso biombo realizado por Salvador Dalí, donde pintó una escena del gusto por el exotismo oriental, que seguía los cánones de la sociedad catalana de entre los años 1910-1920, con una singular diseño, inspirado tanto elementos chinos como japoneses, o el retrato que Joan Miró realizó a Enric Cristofol Ricard, en la que incorporó el collage, con un una exquisita imagen ukiyo-e al fondo.
Es de destacar el recorrido histórico que realiza la exposición, iniciándose con una breve aproximación a los primeros contactos entre ambas culturas entre 1549 y 1624. Desde el primer momento, las muestras de fascinación fueron mutuas y múltiples; muestras de un interés lógico por descubrir la alteridad y lo desconocido. Sin embargo, poco a poco las relaciones fueron enturbiándose a medida que la persecución de los cristianos en Japón se intensificaba, especialmente después de que se alimentasen los temores de que los españoles utilizarían la evangelización como vía para acabar conquistando el archipiélago.
Para comprender la magnitud de esta muestra, se hace necesario que el visitante tenga especial sensibilidad con la elegancia y el exotismo de la cultura nipona, que a través de la expansión que propulsó la era Meiji, pudieron ser exhibidos, contemplados y coleccionados más allá de sus fronteras.
Japonismo, una muestra comisariada por Ricardo Bru i Turull, historiador del arte, se complementa con un profuso y magnífico catálogo cuyas primeras páginas, en imitación del papel de arroz, hacen referencia a la influencia de este estilo en los comercios de la época, como en el caso de ALIMUNDO, RUIZ Y CATALÁ, y la aparición de tiendas dedicadas a objetos japoneses.
Una exposición que constituye un placer visual indiscutible. Un viaje en el tiempo por la Catalunya Modernista, admirando toda clase de objetos gracias a un estilo que permite conocer al visitante del siglo XXI, las influencias y movimientos sociales y culturales, que fascinaron a la sociedad de hace justamente 100 años.
CAIXAFORUM BARCELONA
Avda. de Francesc Ferrer i Guardia, 6-8
Barcelona
LAS EXPOSICIONES DEL CAIXAFORUM
LA MAGIA Y LA IMAGINACIÓN DE GEORGES MÉLIÈS
Una de las características esenciales de la política de CAIXAFORUM, es el ofrecer, al margen de las muestras de arte contemporáneo, un conjunto expositivo de diversidad temática absoluta, siempre didáctico, perfectamente presentado y bajo criterios expertos, que exhiben un trabajo conciso y de gran elaboración, lo que es razón más que suficiente para que el visitante, que no sea cliente de la Caixa, abone el importe de 4 €, con la finalidad de dar a entender y valorar, la labor que lleva a cabo esta institución con respecto a las humanidades y su difusión al público
La muestra GEORGES MÉLIÈS: LA MAGIA DEL CINE, que durante los meses de abril a junio se exhibió en Barcelona, y en estos momentos tiene gran éxito en Madrid, es un vivo ejemplo planificación y exhibición de los orígenes del cine, gracias a la fantasía y creatividad de un dibujante, mago, actor, decorador, productor, realizador y distribuidor de películas.
Se trata de la primera gran exposición en nuestro país dedicada al primer ilusionista del cine. La exposición profundiza en las raíces culturales, estéticas y técnicas de Méliès a partir de más de 400 objetos: películas, fotografías, dibujos, pósteres, aparatos originales de la época, vestuario, maquetas y documentación. Se proyectan 21 filmes, con especial atención por Le voyage dans la Lune (1902). La muestra se ha llevado a cabo con la colaboración de La Cinémathèque Française, que cuenta con la colección más importante a escala mundial de objetos de Méliès.
Una muestra que invita inmediatamente al visitante a viajar en el tiempo, para conocer los rudimentos del cinematógrafo, que por razón de época, no ha podido apreciar, pero que en muchos casos, si ha experimentado su evolución, ya que esta muestra presta una atención preferente a las manifestaciones artísticas fundamentales en la formación de la sensibilidad contemporánea. La obra de Méliès ha resultado fundamental su contribución al séptimo arte: introdujo el sueño, la magia y la ficción en el cine cuando este daba sus primeros pasos y era solo documental.
Frente al cine de los hermanos Lumière, el acto fundacional de Méliès consistió en combinar el universo de Jean-Eugène Robert-Houdin, el padre de la magia moderna, con la cinematografía de Marey, así como en un decidido impulso al cine como espectáculo.
A pesar de la vertiente eminentemente didáctica de la muestra, el visitante se introduce en el hechizo de las sombras chinescas, linterna mágica, fantasmagoría, ilusiones ópticas, discos estroboscópicos, fotografía animada: «la escritura del movimiento», nacida en las cavernas prehistóricas, se convierte en tema central a partir del siglo XVII. La iconografía móvil del «arte del engaño», repleta de diablos y monstruos inquietos, de vistas diurnas y nocturnas, produjo una extraña cosmogonía que impregnó profundamente la obra del mago Méliès, y que sigue vigente en la segunda década del siglo XXI, mucho más sofisticada, donde los ingenios manuales se han transformado en medios digitales, que proporcionan un mayor alarde de fantasía, teniendo como contrapartida argumentos y guiones mucho más pobres, algo que no cabía en la imaginación del precursor del séptimo arte.
L’armoire du décapité récalcitrant (El armario del decapitado recalcitrante, 1890), un sainete que incluía uno de los trucos más delirantes de todos los números de magia que llegó a presentar. Sobre aquel escenario, Méliès ejercitó toda su imaginación, plasmó todo su temperamento e ideó todo tipo de trucajes mágicos, mecánicos, ópticos y catóptricos, sigue fascinando casi 130 años después de su creación, gracias a la fascinación que Méliès siempre tuvo por la magia, faceta que cultivó a lo largo de toda su vida.
Pero lo que perdurará a lo largo de los tiempos, y con lo que siempre se identifica al genial creador son sus filmes de viajes fantásticos. La «lógica del absurdo» de Méliès se prestaba en particular al tema de los viajes.En 1904 adaptó la obra de teatro Le voyage à travers l’impossible (Viaje a travésde lo imposible), con el subtítulo «Una inverosímil aventura de un grupo de sabios de la Sociedad de Geografía Incoherente». En el caso de À la conquête du Pôle (Ala conquista del Polo, 1911), el profesor Maboul viaja al Polo Norte en su«aerobús» a pesar del peligro de ser devorado por el Gigante de las Nieves, y por supuesto: Le voyage dans la Lune (Viaje a la Luna): rodada en el estudio de Montreuil en 1902. Está inspirada en varias fuentes, entreotras Julio Verne, H. G. Wells, atracciones de feria y una opereta que Offenbach presentó en 1875 en el Théâtre de la Gaîté. La producción se alargó durante 13meses, exigiendo una importante inversión. La cinta, de 260 metros (es decir, unos13 minutos de proyección), incluye 30 cuadros o escenas.
Abundan sorprendentes trucajes como por ejemplo la famosa secuencia en que la Luna recibe el impacto del obús en el ojo, o el cuadro donde los astrónomos sueñan con la Osa Mayor, cuyas siete estrellas son rostros femeninos. Le voyage dans la Lune dejó al mundo fascinado. Se hicieron tantas copias ilegales del filme, especialmente en Estados Unidos, que Méliès tuvo que abrir una sucursal en aquel país para proteger sus derechos.
George Méliès fue en realidad un visionario del futuro, a través de su imaginación y creatividad, sabiendo satisfacer el gusto del público de la época, gracias a su visión de países lejanos y de la fantasía. Con sus películas ofreció la posibilidad de dar la vuelta al mundo en unos cuantos minutos oníricos, que afortunadamente no han sido relegados al olvido.
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Avda. de Francesc Ferrer i Guardia, 6-8
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LAS EXPOSICIONES DEL CAIXAFORUM
SEDUCIDOS POR EL ARTE (Pasado y presente de la fotografía):
UNA EXPOSICIÓN ÚNICA
Confiesa esta crítico de provincias que el título dado a este comentario, no denota precisamente un gran esfuerzo intelectual, pero se ajusta explícitamente a la realidad, ya que CAIXAFORUM presento hasta mediados de mayo en Barcelona SEDUCIDOS POR EL ARTE (Pasado y presente de la fotografía), una muestra, que hasta finales de septiembre se exhibe en Madrid, y que debe calificarse de absolutamente innovadora en su enfoque expositivo, ya que propone al espectador adentrarse en la relación existente entre la historia de la pintura, las primeras décadas de la fotografía y la obra de algunos de los fotógrafos actuales más innovadores, contraponiendo la fotografía contemporánea con obras maestras de la historia del arte, y las primeras imágenes surgidas en el entorno fotográfico.
La muestra ha sido organizada conjuntamente con la National Gallery de Londres, y proyecta como guía expositiva, los géneros tradicionales: el retrato, el desnudo, la naturaleza muerta y el paisaje—, con un total de 130 obras.
El conjunto de esta sublime exhibición, puede resumirse en una palabra: DIÁLOGO, ya que se establece una constante e inteligente conversación entre las épocas y los temas. Tal como indica el comunicado de prensa, los primeros fotógrafos empezaron a explorar nuevos territorios visuales, y asumieron también como propios, temas tradicionalmente exclusivos de las artes plásticas, hecho este verdaderamente curioso, ya que, como es bien sabido, con el surgir de la fotografía, la pintura, principalmente paisaje y retrato, sufrió un importante revés con la aparición de la imagen gráfica: la imagen gráfica plasmaba la realidad, lo que por otra parte, dio lugar al nacimiento de las llamadas Vanguardias del siglo XX.
En la exposición, pueden contemplarse algunas obras excepcionales de los grandes maestros como por ejemplo Turner, Gainsborough, Ingres, Vernet y Fantin-Latour dialogan con artistas contemporáneos de la talla de Craigie Horsfield, Rineke Dijkstra, Thomas Struth, Richard Learoyd, Ori Gersht, Tina Barney y Beate Gütschow, quienes a su vez exploran la deuda contraída con sus predecesores del siglo XIX, como Julia Margaret Cameron, Gustave Le Gray y Roger Fenton.
Resulta absolutamente fascinante encontrarse con similitud de planteamientos estéticos entre: Ignace-Henri-Théodore Fantin-Latour, La exuberancia rosada de junio, 1886 © The National Gallery, Londres(izquierda); Adolphe Braun, Ramo de malvarrosa (Étude de fleurs), c. 1857. Colección privada, cortesía de Hans P. Kraus Jr., Nueva York (centro); Ori Gersht, Blow Up: Sin título 5, 2007. Colección de Robin and Peter Arkus, EE UU © Cortesía del artista y de Mummery + Schnelle, Londres (derecha).
El espectador puede observar la exquisitez empleada, el cuidado con los detalles, el enfoque, el juego de luces, etc., que se produce en la obra de Maisie Broadhead, Que no pierdan dulzor, 2010. Sarah Myerscough Fine Art, Londres © Maisie Broadhead con la de Simon Vouet: La riqueza, fechada en 1635, y que se exhibe en el Louvre de París. Ambas piezas, sin lugar a dudas, prodigiosas, y que demuestran un elaborado y preciso trabajo.
La evolución artística y la innovación tecnológica, permite que un mismo tema, un ramo de flores, sea expresado de tres maneras muy diferenciadas pero con un mismo común denominador: el ARTE, estableciéndose diálogos tanto en lo referente al estilo visual como a la experimentación técnica y al método artístico.
Otro interesante análisis, se encuentra en el retrato. Sirva como ejemplo ilustrativo una de las consideradas primeras obras maestras de Thomas Gainsborough, El señor y la Señora Andrews - National Gallery de Londres, donde con un sentido inherente de la innovación, sitúa a la joven pareja en el lado izquierdo de la obra, centrándose en el paisaje - lo que indirectamente, le permite manifestar a su vez, sus escasas simpatías por la aristocracia - con la imagen de Martin Parr - Signos-de-los-tiempos-Inglaterra, 1991, en un interesante plano donde los personajes “complementan” la decoración de la casa, formando parte de la misma, en lugar de ser sus protagonistas.
La singularidad de matices, también resulta asombrosa entre las obras de Jan Lievens, Retrato de Anna Maria van Schurman, 1649 © The National Gallery, Londres (izquierda); con la fotografía de Maud Sulter, Calíope, 1989, de la serie «Zabat», 1989 © Cortesía del Legado de Maud Sulter / Victoria and Albert Museum, Londres (derecha).
SEDUCIDOS POR EL ARTE (Pasado y presente de la fotografía), muestra una compleja, absorbente, inquietante y seductora relación entre la pintura, la escultura y la fotografía, que se complementa con un extraordinario catálogo, ilustrativo y didáctico, y que por primera vez ofrece una perspectiva en la técnica y en el tiempo de irresistible atracción.
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